Anti grito a la Munch/2
"La impunidad-grunía el televisor.
Paré la oreja, cerré la boca, me estorbó el bocado, y lo arranqué cual diente malo con mi servilleta.
“Lo jamás visto: las ratas caen de los arboles, esos roedores resistentes que se alimentan de desechos y viven generalmente en las alcantarillas, buscaban, se dice, algo en las ramas…eso es andarse por las ramas…
Y por la puerta batiente continuaban llegando los retazos imbéciles de información.
"Las barren del piso los paseantes espantados…estamos en las afueras. Del epicentro de la catástrofe se sabe poco o nada …
En su mesa, el viejo comensal boquiabierto engulló de golpe el bocado, que la exposicion al olor a carroña le había ayudado a triturar. Estaba rejuvenecido, insensible o de otra época, mordió con las encías y harta decisión en su cuchara.
"…Se recomiendan los collares de hierbas de olor, de manzanas y con peladuras de cítricos... pensar sobre todo en algo alegre.
El microbio flotaba, volaba criminal tras las ventanas, e iba colándose en el interior por los respiraderos hasta mi taza y el café. Un aullido prolongado, los ojos asfixiados de un perro me ladraron a través del vidrio en la esquina cercana.
- Acá, ven -le hice con la mano.
A lado del salero de plástico, el azucarero con migas y un frasco largo con vinagre donde brilló un supuesto alivio.
"…De un especialista, nuestro especialista. No salga. Si está en la calle use paraguas, cuidado con la lluvia de ratas. A qué nadie se lo esperaba... se especula los animalejos buscaban oxígeno en las ramas…Pero usted no necesita tanto… Respire hondo... es una suerte... Ojo con las crisis de asco, porque deshidratan... Respire hondo. La ciudadanía puede…
El perro pegó un alarido.
"Otra vez de nuestro especialista…recomienda pañuelos con vinagre, vinagre, no olvide,"El Impotente” frente a la nariz… la marca para estos dias. Repito: de la I de la madre de esa marca que corta... el in- de la potencia
El comentarista visiblemente se enredaba.
"…para el impacto de quien ya no tiene...
Desde las cocinas, los meseros frente a la pantalla se carcajearon en sordina, con los hoyos de la nariz y los labios como aspirados para respirar lo menos.