viernes, febrero 22, 2008

Vergüenzas

Me lo volvió a hacer, otra vez, Roberto Bolaño: la búsqueda de un público a través de la portada. La primera fue con “La putas asesinas” y la imagen enganchadora de unas caderas femeninas en pantalones de cuero. Mas nada como en esta segunda ocasión con su “Amberes”. En donde acaso porque un nombre de ciudad resultaba bastante neutro, lo complementó con el recurso mercadotécnico, trillado pero seguro, del apoyo gráfico. Y si en las “Putas” el morbo estaba en el título, en este otro fue en la foto, una representación muy artística y visible de ramera, hetaira o meretriz, en blanco y negro.

Y sin embargo el contenido es literatura; con un problemilla, no obstante, para sus pobres lectores:
¿Con qué cara creen se le mira, en la v
ía pública, a esta su fiel lectora así enfrascada en un aparente ejemplar de dudosa literatura erótica?
Y,
cómo explicarle al pasante que aunque la portada mande otro mensaje: se equivoca; y que se trata, al contrario, de una obra de un autor en serio.


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