El Helix Pomatia es, por lo visto, una bendición. Un animalejo invertebrado que se prepara en platillo, especie de molusco terrestre y, con exactitud: un caracol comestible salvo por la concha; tan a la moda que está casi extinto en Francia y se le importa para su consumo del Este, cuyas poblaciones a la zaga en cuestión de gusto culinario no han caído en la cuenta del refinamiento de alimentarse con caracoles o limazas.
Pero a mí, lo que me tocó y recetaron no fue el platillo sino la estela del insecto: su baba. En un jarabe que al parecer es una maravilla, al 10% de la viscosidad pegajosa del limaco y con qué purificarse los bronquios con el último grito de la farmacopea naturista, amén de un 90% de sacarosa necesaria a volver tragable el potingue.
1 Comments:
iuuuu... por la baba.
bravo por tu blog. me gusta.
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