Día cero
Pretendía hacer tantas cosas empezando por los cuentos, la exposición –soy también pintora-, la novela, los poemas, mis amistades y, en breve, la vida no tenía pinta de quererme alcanzar porque me gustaba también la danza, los caballos, la historia y los hombres.
Me falta organización. Concluí, una hora después en la mesa, atragantándome entre taza y taza de café con esta palabra. Pues el sentido del orden es, con precisión, aquello de lo que siempre he carecido.
Al otro extremo en su silla, Andrés tenía pucheros de risa al escucharme, lo fulminé con la mirada antes de afirmarle sonriente:
Voy a cambiar, le dije, quiero hacer todas esas cosas. Y punto seguido:
Seré ordenada –proseguí ampulosa- para tener el tiempo -Andrés se caracajeaba- de amarte, a ti y a otros.
Aquí se le acabó de golpe la risa, pero en seguida me besó sin traza por lo menos aparente de prospectivos celos.
30 de octubre, acabo el cuentario
Llueve, truene o relampaguee, según dice también mi madre y antes de ella mi abuela.
Y nos quedamos contemplando el pacto, con sus máculas donde se translucía la tinta untuosa; le faltaba -era evidente- algo, un sello, algo.
1 Comments:
¡Ya dijiste! Anotamos la fecha. ¿Por que no, para motivación del personal, pones el índice en tu blog?
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