sábado, junio 06, 2009

DoLor de muelaS


¿Qué hay de similar entre un dolor de muelas y una cita?

¿Cuáles son los puntos en común entre una ventana iluminada y una pantalla?

Tres amigos se reúnen a hacer una película y al final apenas se hablan. ¿Es la película o la realidad?


La película: la imagen

Una chica espera ante el bar cerrado a su cita en un barrio muerto el domingo a medio día. Y en la espera taconea el pavimento con sus zapatos verde rana, preguntándose si existe una cara ni estúpida ni resignada que poner en esos casos.

En la acera de enfrente un espectacular anuncio de perfume parece burlarse de ella. La cita no llega, el tiempo transcurre indefinido en ese clima de otoño que se pudre. Lo más conveniente durante un plantón es no pensar, y lo intenta, aunque voltee al ruido apagado de cada paseante apagado. La humedad rezuma en el ambiente. ¿Habrá ya pasado el tiempo de tolerancia? Los 15 o 30 minutos. Probablemente. Entonces echa a andar; una paloma aletea a la altura del anuncio: perfume para palomas, perfume para mujeres “hágase atractiva al significativo costo de 50 euros”.

Durante un plantón lo más conveniente es no pensar. El sentimiento, en efecto, sigue un mecanismo de inventario de la ofensa inmerecida que pondría a chillar al cielo mismo, por lo demás proclive a la lluvia. Una primera gota se aplasta obesa y desapercibida, la chica se apresura, lo único que le faltaba, eso y un orín de perro. De pronto una planta baja se le ofrece a la vista, es casi una pantalla donde ella actúa ausente la peor parte:

Pues su cita está allí en los brazos de otra.

¿Existe una cara ni estúpida ni resignada que poner en esos casos?


La película: la voz

¿Qué de más banal que una visita al dentista? Y sin embargo cuando éste, en su bata blanca, observa la muela inequívocamente cariada y manipula por encima el utensilio, la paciente brinca fuera de su alcance. El médico considera que tiene un problema de mentalidad, vaya, no ha entendido que él es un amigo un poco caro a quien habría que visitar más seguido, y no in extremis para la única comprobación de la muerte de un diente:

- Uno más.

La paciente responde con una mueca, le duele todo incluyendo el bolsillo. En aquel momento no sabe a qué comparar su situación (¿corona o extracción?), hace cuentas y tiempo, mientras le punza la encía, pero el dentista con una impaciencia creciente:

- Se trata de una muela, no de un novio.

- Lo siento, duele igual.

La realidad tras la ventana de vidrio

Al cuarto mes de doce sábados y domingos de trabajo, los tres realizadores del cortometraje cenan y apenas charlan, la fatiga les descarapela visiblemente los ánimos, el film por fortuna está casi terminado.

La ventana abre en un último piso, entre los techos vecinos y sus características chimeneas de cerámica, tubulares. Al situarnos afuera, suspendidos como quien dijera sobre el vacío a la altura de una mansarda parisina, la prueba de realidad, la interacción con los habitantes en su interior, no es posible. Queremos creer difieren de la superficie bidimensional de vidrio que los encierra, pero jurarlo sería imprudente, puesto en palabras según lo hago al instante para información del amable lector, lo único que le permitirá confirmar la realidad de lo escrito es la existencia de la película, verla.

DoLor de muelaS

Y sus realizadores por orden de aparición:

Bibiana, cineasta e ingeniera, se roe el hígado y como desconfía de los doctores, actualmente se cura sola a base de puro arroz.

Nacho, guionista y profesor de español, desaparece la ensalada de su plato, a dieta también aunque por razones de estética auto estima.

Ana Xochitl, escritora y baby sitter, contabiliza dos muelas tronadas y con tal de no mascar o para terminar de picarse los dientes, se nutre de chocolate derretido.

La cena en su contenido es pues triste, se parece demasiado a esos dobles empleos: el de la manutención y el del arte, pero acaso ésta sea la peor manera de presentar a los realizadores y estoy dando una falsa idea; de ninguna forma los cortometrajes los llevan a cabo individuos con dietas especiales, fue una coincidencia.

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