Opéra patriotique en quatre actes
Desde hace medio siglo en Caxilo, las celebraciones patrias han tomado un giro extraño. Agrupadoras del conjunto de la sociedad y del país, establecidas en sus orígenes con la función declarada de afirmar la unidad, se festejan hoy de la manera siguiente, única, caxilense, -en esto sí: sin copiar; aunque por falta de los necesarios teóricos y apologistas no se le ha dado el lugar que merece ni incluido en los manuales de práctica política:
Premier. El participante y la fecha
Los participantes al festejo deben haberse afiliado con anterioridad a un partido político -al respecto los guías de turistas son explícitos: asistir sin prejuicios, de observador externo o asumiendo alguna posición que se pueda interpretar de neutralidad sería un gesto de temeridad gratuita e imprudente. Los partidos políticos, por los demás, cuentan con toda la superestructura de encuadre para sus partidarios, conocen las prioridades y el miembro novicio no requiere saber nada, le bastara con seguir instrucciones. En realidad, y en el caso de las conmemoraciones nacionales, el afiliado ni siquiera necesita acordarse del evento que se festeja ni de los motivos de sus actores, muertos -allá ellos- por ciertas ideas, ni hace cuántos o tantos años ni del lugar en qué acaecieron, ciudad o paraje. No, ya se irá entendiendo, toda esta información es superflua y, de hecho, para la celebración, indeseable: Para celebrar sólo se requiere recordar cada año una serie de fechas y estar atento al llamado de su partido.
Deuxième. El lugar
En mi país, los días de festejos nacionales se desarrollan de preferencia en dos o tres espacios públicos que son como el ágora y foro de los antiguos, si bien, hay quién asegura se parecen más a los modernos mercados -sección verduras- o lavaderos con sus, siempre presentes, fregonas y pelados.
Troisième. La conmemoración caxilense
Para que se pueda decir que la celebración es un éxito necesitan concurrir por lo menos dos partidos políticos con sus partisanos. Avisados una semana antes, pero en ocasiones, la noche anterior, los obedientes afiliados se reúnen horas antes en un lugar cercano al foro o mercado, diré a la Plaza pública. Allí se enteran del contenido textual de los gritos a pegar:
A capella y en cadencia:
De-mo-cra-cia, ¡yo sí!---¡tú no!
Un slogan entre muchos.
Luego se encaminaran, hombro contra hombro, con la visión al frente de espaldas y cabezas, en un paroxismo de fraternidad hacia la Plaza, allí donde a la sombra de la bandera, dará propiamente inicio el festejo.
Quatrième et dernier. El discurso conmemorativo
A los discursos, a las palabras y al léxico los han acusado de elitismo; y los dirigentes de nuestros partidos políticos convencidos de la exclusión que el dialogo significa para muchos -v.g. los que no encuentran las palabras, los que confunden una con otra o se ponen nerviosos- han decido recurrir a un lenguaje llano de acceso universal sustituyendo el viejo juego de palabras por el de manos.
Premier. El participante y la fecha
Los participantes al festejo deben haberse afiliado con anterioridad a un partido político -al respecto los guías de turistas son explícitos: asistir sin prejuicios, de observador externo o asumiendo alguna posición que se pueda interpretar de neutralidad sería un gesto de temeridad gratuita e imprudente. Los partidos políticos, por los demás, cuentan con toda la superestructura de encuadre para sus partidarios, conocen las prioridades y el miembro novicio no requiere saber nada, le bastara con seguir instrucciones. En realidad, y en el caso de las conmemoraciones nacionales, el afiliado ni siquiera necesita acordarse del evento que se festeja ni de los motivos de sus actores, muertos -allá ellos- por ciertas ideas, ni hace cuántos o tantos años ni del lugar en qué acaecieron, ciudad o paraje. No, ya se irá entendiendo, toda esta información es superflua y, de hecho, para la celebración, indeseable: Para celebrar sólo se requiere recordar cada año una serie de fechas y estar atento al llamado de su partido.
Deuxième. El lugar
En mi país, los días de festejos nacionales se desarrollan de preferencia en dos o tres espacios públicos que son como el ágora y foro de los antiguos, si bien, hay quién asegura se parecen más a los modernos mercados -sección verduras- o lavaderos con sus, siempre presentes, fregonas y pelados.
Troisième. La conmemoración caxilense
Para que se pueda decir que la celebración es un éxito necesitan concurrir por lo menos dos partidos políticos con sus partisanos. Avisados una semana antes, pero en ocasiones, la noche anterior, los obedientes afiliados se reúnen horas antes en un lugar cercano al foro o mercado, diré a la Plaza pública. Allí se enteran del contenido textual de los gritos a pegar:
A capella y en cadencia:
De-mo-cra-cia, ¡yo sí!---¡tú no!
Un slogan entre muchos.
Luego se encaminaran, hombro contra hombro, con la visión al frente de espaldas y cabezas, en un paroxismo de fraternidad hacia la Plaza, allí donde a la sombra de la bandera, dará propiamente inicio el festejo.
Quatrième et dernier. El discurso conmemorativo
A los discursos, a las palabras y al léxico los han acusado de elitismo; y los dirigentes de nuestros partidos políticos convencidos de la exclusión que el dialogo significa para muchos -v.g. los que no encuentran las palabras, los que confunden una con otra o se ponen nerviosos- han decido recurrir a un lenguaje llano de acceso universal sustituyendo el viejo juego de palabras por el de manos.
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